Swap: todo lo que necesitas saber

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Si te decimos que un swap es un contrato de permuta financiera, quizás te suene a chino. No te preocupes, en este artículo te explicaremos todo lo que necesitas saber sobre esta palabreja tan rara.

En toda operación financiera, el sujeto que lleva a cabo la inversión demanda obtener unos rendimientos, como es lógico. Por otra parte, aquel que recibe el dinero de esa misma inversión (el que solicita financiación) es quién soporta el pago de dicha rentabilidad. Es decir, la rentabilidad de unos representa un coste para otros; así funciona el sistema financiero.

Un ejemplo claro es cuándo solicitamos un préstamo. El banco obtiene rentabilidad en forma de intereses por el dinero prestado (para él es una inversión) y nosotros debemos asumir el coste de dichos intereses al solicitar financiación.

En definitiva, en toda operación financiera se genera un flujo de dinero (a favor o en contra, según sea el caso) sobre el dinero invertido o solicitado.

Un swap no es más que un intercambio entre dos partes de estos flujos financieros (no del capital en sí mismo, sino del dinero que puede generarse de él). Se trata de una operación que puede resultar útil tanto para particulares como para empresas.

Si quieres saber en qué consiste exactamente un swap, por qué se utiliza o cómo evitar problemas en su contratación, sigue leyendo.

¿Qué es swap?

“Swap” es un término sajón, utilizado para referirse a un acuerdo de permuta (un canje). En este caso hablamos de una permuta financiera.

Un swap se define como un contrato entre dos partes, las cuales se intercambian unos flujos financieros que derivan de un determinado capital, durante un cierto período de tiempo. El swap más convencional se realiza sobre tipos de interés.

Por ejemplo, la parte “A” intercambia con la parte “B” los intereses, aplicables a un capital definido, que puedan percibir o pagar en el futuro, hasta una fecha de finalización del acuerdo.

Existen otros tipos de swap, en diferentes divisas (con sus diferencias de cambio), sobre índices de evolución de los precios o sobre materias primas (como por ejemplo la evolución del petróleo). También es posible acordar estos canjes sobre acciones de empresas cotizadas en bolsa.

¿Cómo funciona un swap?

Existe un mercado para realizar estas operaciones financieras, pero no se trata de un mercado centralizado y debidamente regulado, como una Bolsa de Valores. Lo más normal es solicitar este tipo de operaciones a una entidad de crédito.

Un mercado regulado se caracteriza por tener una organización basada en un reglamento, ofrecer la máxima transparencia y garantizar que las operaciones lleguen a buen fin (que cada parte reciba lo que le corresponde). En el caso de los swaps, los acuerdos se llevan a cabo sin que exista este tipo de mercado regulado, lo cual no implica que sean ilegales.

Este hecho también permite que los swaps sean perfectamente adaptables a todo tipo de operaciones, capitales, fechas, etc., puesto que son un acuerdo extrabursátil entre dos partes.

A la hora de contratar un swap, el banco puede actuar en nombre propio con las dos partes. Con lo cual, en el acuerdo interviene una entidad de crédito y un cliente (empresa, inversor profesional, inversor minorista, particular, etc.).

El cálculo de los flujos a intercambiar en el futuro se realiza en base a una cantidad de dinero teórica, llamada “nocional” o “nominal del swap”. No existe intercambio del nominal, sólo se canjea la corriente monetaria que pueda derivarse de él.

En el caso de swaps sobre tipos de interés, se establecen sobre la misma moneda. Si no fuese así, estaríamos ante un swap sobre divisas (en el que intervienen los correspondientes tipos de cambio).

Resumiendo, las partes intervinientes (la entidad financiera y el cliente) deben acordar lo siguiente:

  • El nominal del swap y la divisa utilizada.
  • Cuando comienza y termina la operación.
  • El tipo de interés que cada parte intercambia (o cualquier otro flujo financiero, como los tipos de cambio de diferentes divisas). En caso de interés variable, también se determina el índice al cual está referenciado.
  • Períodos de liquidación de los flujos de dinero que se intercambian (si se realiza sobre tipos de interés, ¿con qué periodicidad se pagan los intereses?).
  • ¿Cómo se calculan las liquidaciones de cada una de las partes?

¿Por qué se usa el swap?

Uno de los usos más extendidos de este tipo de operaciones financieras es cambiar un plan de pagos de tipo de interés fijo a tipo variable o viceversa, de acuerdo con los objetivos de cada cual.

Supongamos que una empresa está financiada con préstamos a tipo de interés variable (referenciados al Euríbor). Ante la incertidumbre de las oscilaciones en los tipos de interés, decide que necesita estabilidad en sus pagos y le gustaría pasar a pagar un tipo fijo por sus préstamos.

A pesar de que actualmente esta empresa soporta unos menores intereses que los aplicables a tipo fijo, el interés variable tiene un riesgo de oscilación. El prestatario no puede saber cuántos intereses deberá pagar en el futuro, al igual que el prestamista tampoco sabe las cantidades que percibirá por este concepto. La empresa busca una cobertura ante una posible subida de los tipos de interés.

Por otra parte, podría existir algún tipo de institución financiera, empresa o particular que tiene créditos a tipo de interés fijo (por ejemplo, una sociedad anónima que ha emitido bonos). Este sujeto, al contrario del anterior, cree que los tipos de interés se mantendrán bajos y tiene interés en asumir el riesgo de fluctuación de los mismos.

Podría establecerse un swap sobre tipos de interés en la misma moneda, a través de una entidad de crédito que actúa como intermediario (o contrata por cuenta propia). La compañía financiada a tipo variable puede cambiar su esquema de pagos a tipo fijo. La otra empresa se pondría en la situación contraria y cumpliría su objetivo de pagar menos intereses, a cambio de asumir el riesgo inherente a los tipos variables.

Habrá inversores – y deudores – que prefieran establecer el contrato en base a un interés fijo. A otros, por el contrario, les parecerá más adecuado acordar un tipo de interés variable. Los swaps sobre tipos de interés permiten modificar los regímenes que se contrataron al inicio de la operación de crédito.

En general, un swap se utiliza para establecer una cobertura ante el riesgo de que los repetidos flujos monetarios varíen en nuestra contra. Por cada agente que busca cobertura, existe un inversor más agresivo que prefiere una mayor rentabilidad (o ahorro en costes), a cambio de asumir un mayor riesgo. Todo esto se hace posible gracias al contrato de permuta.

¿A qué personas va dirigido este tipo de permuta financiera?

En el ejemplo anterior en el que te explicamos cómo funciona el swap, hemos expuesto dos empresas, una financiada a tipo variable y otra que ha emitido bonos (de los cuales se paga un interés fijo periódico). Ambas empresas quieren realizar un cambio en su plan de pagos y deciden acudir al mercado de swaps. Puede ser un caso perfectamente real.

Sin embargo, no sólo las empresas son susceptibles de utilizar este tipo de derivados financieros. Las instituciones financieras, inversores minoristas, profesionales de las finanzas y hasta los particulares pueden hacer estas operaciones de canje.

La misma situación del ejemplo podría ser aplicable a un particular que tiene una hipoteca a tipo variable y desea cambiar el pago de intereses a tipo fijo (durante un período de tiempo).

¿Cuándo un caso de swap es denunciable?

Debemos recordar que los swaps son un contrato privado, no es un instrumento que se negocia en un mercado organizado (una bolsa de valores). Se trata de un producto financiero derivado que entraña una mayor complejidad de lo que puede esperarse.

A pesar de que las operaciones de swap se ejecutan según un modelo estándar, siempre debe de estar vigilante para que la contraparte no incumpla con sus obligaciones. Este caso podría ser el más claro para establecer una denuncia.

En todo caso, los swaps se establecen con entidades financieras, las cuales tienen una mayor información que el cliente (es lo que se denomina asimetría de las partes). De esta falta de información pueden surgir casos denunciables. En muchas ocasiones, un cliente minorista no conoce los riesgos que representa un swap ante una subida o bajada de tipos de interés.

Esta falta de información cobra una mayor relevancia en los swaps sobre préstamos hipotecarios concedidos a particulares.

El mercado de swaps está viviendo una reestructuración, para dotarlo de una mayor transparencia y acceso a la información. Sin embargo, estos son dos problemas que, unidos a un posible incumplimiento en los pagos de la contraparte, pueden ser denunciables.

¿Qué dice la ley sobre el SWAP?

La operación de swap no se encuentra expresamente recogida en nuestro ordenamiento jurídico, con lo cual estamos ante un contrato atípico.

Resulta estar más cerca, por analogía, de los acuerdos de trueque o intercambio, recogidos en nuestro Código Civil (también se aplica lo tipificado en el contrato de compraventa).

Esta situación legal en la que se encuentran los contratos de swap provoca que se hayan dictado un gran número de sentencias dispares. Estos productos están rodeados de una diversidad de casos y pormenores, en función del acuerdo en sí mismo, la tipología de cliente y el problema que pueda derivarse.

No obstante, una operación de swap está considerada como un servicio de inversión, el cual está amparado por las normas de conducta que impone la Ley del Mercado de Valores a las entidades que los comercializan. Dicha Ley condiciona la oferta del producto a la adecuación de las necesidades del cliente.

En este sentido, contar con los servicios de un profesional del Derecho puede solventar posibles problemas, relativos a los riesgos y casos denunciables vistos unos párrafos más arriba.

La falta de información previa puede generar que un swap no sea adecuado para un determinado perfil de cliente y la normativa financiera ofrece protección ante estos casos.

Si has sido titular de un contrato “Cuota segura” del BBVA, de un “CLIP” de Bankinter, de un seguro de cobertura de ABANCA o de otro contrato SWAP que te supuso importantes pérdidas económicas seguro que te has preguntado cómo podrás recuperar tus pérdidas si incluso el contrato ya está cancelado.

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